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Fieltro Taimani Baluch semi-antiguo – Cálido y vibrante
Un fieltro (namad) Taimani Baluch semi-antiguo de Afganistán, con tonos cálidos de naranja, amarillo y rojo. El campo principal está dominado por un símbolo solar central o una flor de bordes curvados, mientras que flores más pequeñas decoran cada una de las cuatro esquinas, creando una composición armoniosa.
El borde principal presenta un dramático motivo llamado “agua corriente”, que aporta sensación de movimiento y profundidad a la pieza.
La artesana añadió también flecos en las cuatro esquinas, realzando el atractivo táctil y decorativo del fieltro.
Este es un fieltro vibrante y lleno de energía, perfecto para aportar calidez, color y personalidad a cualquier espacio.
Material: 100% lana de oveja hilada a mano
Tamaño: 260×185 cms
Origen: Taimani Baluch, Afganistán
Tejido en los años 1960
Fieltro (persa medio y moderno namad), material producido mediante el proceso de enfieltrado: el entrelazamiento de fibras animales en todas direcciones, realizado de manera adecuada para formar una masa blanda y homogénea.
La técnica fue originalmente ideada en las comunidades nómadas de Asia Central, y se extendió hacia China y el mundo griego mucho antes del siglo III a. C., aunque durante mucho tiempo permaneció confinada al continente asiático.
Producción. El método de fabricación del fieltro, bastante simple y uniforme, constituye la base de una gran cantidad de productos que aún se utilizan hoy en día. Como ocurre a menudo, la aparente banalidad del fenómeno ha llevado a los investigadores a pasarlo por alto; por ello, las técnicas, los usos y la estética del fieltro siguen siendo relativamente desconocidos, especialmente en comparación con los del tejido, considerado un arte más “noble”.
Las principales materias primas utilizadas en la producción de fieltro son la lana de camello y de oveja (preferiblemente la de otoño, correspondiente a la segunda esquila, y la lana de cordero, que es más fina), así como el pelo interno de la cabra, obtenido mediante el peinado del animal, lo que produce un fieltro de mayor calidad.
La mayoría de los fieltros se elaboran con lana natural en tonos blanco, beige, marrón, gris o negro. Además, algunos tipos de fieltro claro pueden estar decorados en mayor o menor medida. Existen varios métodos aplicables en distintas etapas del proceso de producción: antes del remojo, pueden colocarse mechones de lana previamente teñida para formar los motivos deseados; antes de que el fieltro se seque, los diseños pueden realizarse con tintes; y una vez seco, el fieltro puede ser bordado, recortado decorativamente o repujado.
El fieltro se produce, en cierta medida, en todas partes: tanto en el ámbito doméstico —situación frecuente en zonas rurales, donde hombres y mujeres trabajan juntos, generalmente bajo la dirección de las mujeres— como dentro del ejercicio artesanal propiamente dicho. Los fabricantes profesionales de fieltro, generalmente hombres, se agrupan en barrios o bazares especializados. Su actividad suele ser estacional, y a menudo se desplazan de una ciudad a otra.
Los fieltros (namad) son auténticas creaciones artísticas, nacidas de la imaginación y la sensibilidad de las tejedoras. A diferencia de las alfombras o los kilims, donde la urdimbre y la trama imponen una estructura rígida, el fieltro ofrece libertad total de forma y composición.
En el proceso del enfieltrado, la lana se transforma bajo la presión, el agua y el movimiento, pero también bajo la energía creativa de las manos femeninas. Las artistas pueden dibujar directamente con la fibra, superponer colores, improvisar motivos abstractos o figurativos, y dejar que el material hable por sí mismo.
Así, los fieltros no solo cumplen una función práctica, sino que se convierten en espacios de expresión personal y colectiva, donde las mujeres plasman su mundo interior, su entorno natural y su memoria cultural sin las limitaciones técnicas del tejido.
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Información adicional
| Peso | 9,5 kg |
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